miércoles, 28 de noviembre de 2012

GRANDES FIGURAS: ARSENIO ERICO

LOS GOLES DE ERICO




 Arsenio Erico debutó con la camiseta del Independiente el 6 de mayo de 1934. Su primer gol se lo convirtió a Eduardo Alterio de Chacarita el 13 de mayo. El último tanto, con la camiseta roja, lo señaló a Bruno Barrionuevo de Huracán, el 30 de junio de 1946. En la siguiente tabla de su campaña podemos apreciar cómo fue bajando su producción de goles debido a una grave lesión en la rodilla izquierda que, al final, lo alejaría definitivamente de la práctica del fútbol.
         Una de las particularidades que se recuerda de Erico es el hecho de no festejar sus goles, ni quería que sus compañeros lo felicitaran por las conquistas. Casi siempre, después de concretar un gol, se acercaba al arquero para palmotearle amistosamente y, si estaba en el suelo, le pasaba la mano para levantarlo; luego se iba caminando con la cabeza gacha, como con vergüenza, a ocupar su puesto de centro delantero.


Nota: Aquí no se contabilizan los goles marcados por Erico para el Independiente en los varios partidos amistosos realizados en el interior y exterior.


CONSAGRACIONES


El Independiente de Avellaneda se consagró, con Arsenio Erico, vice campeón en las temporadas de 1934, 1935, 1937 y 1940, y campeón absoluto de la Asociación del Fútbol Argentino, AFA, en los años 1938 y 1939, con una producción de goles nunca vista hasta entonces.
         La delantera de aquel Independiente, integrada por De la Mata, Erico y Sastre, más que buen fútbol brindaba verdaderos espectáculos futbolísticos con estupendas goleadas. Este magnífico trío burlaba con suma facilidad a sus marcadores con una fórmula que se volvió famosa: Sastre, el más inteligente de los delanteros, abría la cancha hacia cualquiera de las puntas donde Zorrilla o Maríl aguardaban agazapados para ganar la espalda a los defensores. Luego venía el centro buscando el salto y las contorsiones de Erico..., y gol.
         Sin embargo, pese a la reiteración de la fórmula mencionada, nada era repetitivo. Cada pase y cada gol eran únicos; cada conquista era un monumento al buen fútbol, un tributo a la originalidad de estilo, un poema para la gloria del deporte.
         Los archivos del fútbol argentino no registran, hasta hoy, una delantera tan alegre y contundente. En las campañas 1938 y 1939, donde Independiente salió campeón, dejó la siguiente estadística:

Partidos jugados  - 66
Partido ganados  - 52
Partidos empatados - 5
Partidos perdidos - 9
Goles marcados - 218
Promedio de goles - 3,60

Los Goleadores
Arsenio Erico - 83 goles
Vicente de la Mata - 46     "
Juan José Zorrilla - 25     "
Antonio Sastre - 18     "
José Villariño - 16     "
Emilio Reuben - 12     "
Juan José Maríl - 6       "

         Entre las históricas goleadas que el Independiente propinó a sus adversarios en las temporadas de 1938/39, en donde se consagró bicampeón, están:

Almagro - 9 a 0
Chacarita Juniors - 9 a 2
Lanús - 8 a 2
Vélez Sársfield - 7 a 1
Tigre - 6 a 2
River Plate -  5 a 0
Talleres -  5 a 0
Boca Juniors -  5 a 2
Boca Juniors -  4 a 1

         Aquel asombroso equipo de sutiles maniobras estaba integrado básicamente por Fernando Bello, Fermín Lacea, Sabino Coletta y Luis Franzolini. Raúl Leguizamón, Celestino Martínez, Spinetto, José Villariño, Vicente de la Mata, Arsenio Erico, Antonio Sastre, Reuben, Funes, Puentes y Juan Zorrilla. Cuesta Silva, entrenador y G. Ronzoni como director técnico.


INDEPENDIENTE CON ERICO





Habíamos dicho que el Independiente, antes de la llegada de Arsenio Erico, era un equipo modesto; sin mayores logros en el fútbol profesional. Sin embargo, desde 1934 hasta 1940, las ubicaciones del Independiente de Arsenio Erico fueron las siguientes:

1934 - Vice campeón con 54 puntos, a 1 punto del campeón, Boca Juniors
1935 - Vice campeón con 55 puntos, a 3 puntos del campeón, Boca Juniors
1936 - Cuarto, con 21 puntos, a 7 puntos del campeón, River Plate
1937 - Vice campeón con 52 puntos, a 6 del campeón, River Plate
1938 - Campeón con 53 puntos
1939 - Campeón con 56 puntos
1940 - Vice campeón con 47 puntos, a 8 del campeón, Boca Juniors

Nota: El club Independiente fue campeón de la AFA en la era profesional: 1938, 1939, 1948, 1960, 1963, 1967, 1970, 1978, 1983, 1988, 1994 (Clausura), 2002 (Apertura), en 1977 fue Nacional. Campeón del torneo "Copa Libertadores de América" en los años 1964, 1965, 1972, 1973, 1974, 1976 y 1984. Campeón Intercontinental de Clubes Campeones en 1973.




MÁXIMOS GOLEADORES DE LA AFA






         Los máximos goleadores de la Asociación del Fútbol Argentino, los que llegaron al menos a los 30 goles en una sola temporada, son los siguientes:

Jugador                         Goles          Club                     Año
1- Arsenio Erico           47     Independiente             1937
2- Bernabé Ferreyra    44     River Plate                   1932
3- Arsenio Erico           43     Independiente              1938
4- Arsenio Erico           40     Independiente              1939
5- Carlos Bianchi         36     Vélez Sársfield             1972
6- José Sanfilippo        34     San Lorenzo                 1960
7- Delfín Benítez C.       33     Racing Club                  1940
8- Oscar Naón                33     Gimnasia y E.               1933
9- Luis A. Barrera          33     Racing Club                 1934
10- Alberto Cosso          33     Vélez Sársfield           1935
11- Alberto Zozaya         32     Estudiantes                 1931
12- José Sanfilippo        31     San Lorenzo                1959
13- Juan Cantelli             30     Newell's O. Boys         1941

         En la tabla que acabamos de exponer se puede apreciar que solamente dos, Arsenio Erico y Bernabé Ferreyra*, lograron marcar más de 40 goles en una sola temporada de los torneos organizados por la A.F.A. Y que los 47 goles de Arsenio Erico en 34 partidos siguen siendo un récord no alcanzado por ningún jugador.
* En 1975 Héctor Scotta, del club San Lorenzo de Almagro, anotó 48 goles, pero jugando dos campeonatos y 15 partidos más que Erico.



ANÉCDOTAS DE ERICO




"Recuerdo cuando anduvimos por Tucumán, de gira con Huracán; cuando llegamos a un conocido hotel de la ciudad a pedir hospedaje para pasar allí la noche, el conserje, un poco orgulloso de su hotel, me dijo: mire señor Erico, le recomiendo aquella habitación, es la mejor, allí descansó Perón el mes pasado y pagó 25.000 pesos. Luego vino José María Gatica, eligió esa habitación y pagó 50.000 pesos; luego llegó la actriz... Antes que prosiguiera con su lista de gente ilustre le dije a ese señor: "Disculpe, amigo, parece que usted está confundido. Nosotros no somos boxeadores, actriz, ni tenemos entre nosotros ningún presidente; somos futbolistas, denos una pieza cualquiera para descansar...". Los muchachos me felicitaron, estaban de acuerdo conmigo.
         Esta anécdota y expresión de humildad de Erico es muy parecida a la de Bochini - el otro gran ídolo de Avellaneda-, quien en una declaración a Clarín en 1989 dijo: "Yo no me siento importante, soy sólo un jugador de fútbol, en lo demás soy igual que cualquiera. Podría ser importante alguien que apareciera para sacar a la Argentina de la mala situación económica. Yo, sólo juego a la pelota".
         "Al principio a mí me trataron de "glotón" porque chuleaba hasta a mis compañeros; luego se dieron cuenta que lo hacía por dos razones: primero para sacarme de encima al adversario y, segundo, para divertir al público... Cuando el marcador era favorable a mi equipo, del área chica del adversario me daba vuelta y me iba gambeteando hacia mi propia valla; los compañeros, que ya sabían de mis intenciones, simulaban perseguirme..., eran lindas locuras, para divertir al público que llenaba los estadios para vernos jugar.
         "Con los compañeros entrábamos a ofrecer buen fútbol, porque era lo que nos gustaba y lo que llevábamos en la sangre y en el alma. Todos jugábamos con alegría; Sastre, De la Mata, Zorrilla, Maríl..., eran profesionales serios, pero alegres a la hora del espectáculo. Cuando perdíamos, igual salíamos con la satisfacción de habernos divertido", contó Erico.



ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE ERICO


         "Fue admirable tanto como futbolista y como hombre. Es un caso excepcional. Jugador completo, técnicamente superdotado, elegante y goleador. En el firmamento deportivo argentino, allí donde brillaron con luz propia astros y estrellas de primera magnitud del balompié, Arsenio Erico fue el sol, el astro rey del fútbol". Pedro García, respetado comentarista deportivo del Paraguay.
         "Su ciencia maravillosa es fruto perenne de la improvisación de acuerdo con el obstáculo que enfrenta; por eso es tan difícil pararlo y por eso los guadañazos de las defensas se pierden en el vacío...". "Ni el club, ni los colores, ni la hinchada, ni la tradición interesan nada; el espectáculo es íntegramente suyo. ¡Vamos a ver jugar a Erico!". Carlos de la Púa, periodista y poeta argentino.
         "Arsenio siempre fue sencillo, muy generoso, alegre y leal. Era un padre para nosotros. Aquellos trajes y esas hermosas camisas de seda que él prestaba, nunca se las devolvieron... Cuánta gente vivió de su generosidad". Atilio Mellone, ex compañero de casa.
         "Arsenio dio su vida por el club Independiente. Estando lesionado o enfermo, lo mismo se presentó a jugar. Jugó varios años con los meniscos rotos, con la rodilla inflamada, no le daban tiempo para operarse hasta que, un día, el Dr. Barbieri, médico cirujano de la AFA dijo, lamentándose, que era inhumano que siga jugando así, con los meniscos astillados, y le extirpó". Pedro Ricciardi, amigo y compañero de infancia de Erico:
         "No conozco otro fenómeno igual: para ver la práctica de Independiente se llenaba el estadio de Avellaneda, venía gente de diferentes clubes para ver el malabarismo de Erico". Bienvenido Paranza, ex compañero de equipo de Erico.
         "Con Erico el fútbol se vistió de gala. Con Erico el fútbol alcanzó la cima. Muchos pretendieron alcanzar su trono. Se buscó en la historia nombres ilustres, estampas magistrales, con togas de académicos, de paraninfos ecuménicos, de aulas magnas. Se creó la leyenda para nadie hoy alcanzar ese sueño. Erico monopolizó las virtudes del fútbol. Erico era completo. Por arriba o por abajo, era un espectáculo. Una delicia, un virtuosismo increíble". Sindulfo Martínez, periodista paraguayo.
         "Cuántos paraguayos fueron a Buenos Aires y en su época de esplendor supieron de su nobleza, hidalguía y gran corazón. Su casa no tenía llaves. A todos los cobijó con su fraternal afecto y les prestó generosa ayuda a los necesitados". Pedro García, periodista paraguayo.
         "Mi ídolo de pibe fue el máximo goleador del fútbol argentino, Arsenio Erico. Porque era un artista del gol, un acróbata, un bailarín del área, un genio para jugar balones aéreos con la cabeza o con los tacos y, sobre todo, porque metía goles". Alfredo Di Stéfano, jugador de fútbol (Diario Marca de Madrid-1964).
         "Supe desde siempre que había sido un genio del fútbol. El malabarismo de Erico, la gambeta de Erico, los cabezazos de Erico, las sutilezas de Erico, los goles de Erico solían presidir aquellas inolvidables tertulias futboleras en las que se discutía todo, menos la clase incomparable, acaso insustituible de este paraguayo mágico". Aldo Proietto, periodista argentino, revista "Goles" (julio de 1977).



LOS GOLES MÁS RECORDADOS DE ERICO

         - Inauguración del "Monumental de River". Año 1938. Se enfrentan el local River Plate e Independiente. Dos golazos de Erico. El segundo es recordado como el "gol de seda". Ocurrió así: primero eludió al defensor Cuello pasándole el balón sobre la cabeza, luego le salió al paso otro defensor de apellido Bezos, a quien también eludió; después, tras esquivar la desesperada salida del arquero Sirve, tocó la pelota hacia la línea del gol. Fue tan suave el toque que, más que alegría, provocó angustia en el público presente. Lógicamente, después del gol hubo una explosión de júbilo en todo el estadio.
         - 1935, juegan Independiente - Boca Juniors en Avellaneda. Faltando seis minutos para finalizar el encuentro Boca estaba ganando 1 a 0. El arquero boquense, Yustrich, estaba ese día insuperable, luciéndose con tapadas espectaculares. A Erico lo marcaban tres defensores, Vernieres, Lazzatti y el brasileño Moisés. Todo indicaba que Boca ganaba el partido, pues, no sólo quedaban pocos minutos, sino los avances de los "diablos" se iban debilitando, cuando viene un pelotazo para Erico. Éste se aprestó a recibir el balón cuando se le abalanzaron les tres defensores de Boca con el propósito de alejar el peligro de su valla. Era un balón "dividido" que parecía sobrar al delantero paraguayo cuando, estirando la pierna para atrás, enganchó la pelota de taquito pasando la pelota sobre su propia cabeza y dejando sin chance a sus marcadores. Cuando la pelota iba cayendo, de bolea clavó en uno de los ángulos. ¡Un golazo!
         - Un gol muy recordado fue el que le marcó al arquero del seleccionado argentino, Sebastián Gualco. Fue un gol de picardía, pues, cuando iba a empezar el partido, Erico vio que el arquero aún no se ubicaba bien en su arco y lo que hizo fue, cuando el referí dio la orden del inicio, tirar directamente al arco desde la media cancha. Así marcó el gol más tempranero de la historia. Un golazo.
         - Otro gol "tempranero" fue el que le marcó en 1940 a Boca Juniors. Erico puso en juego la pelota tocando largo para su puntero Zorrilla, éste corrió tras el balón, y de primera tiró el centro para la zambullida espectacular de Erico. Fue un gol espectacular e inolvidable antes del minuto de juego. Ese año, aunque Boca se consagró campeón, los "diablos rojos de Avellaneda" se dieron el gusto de ganarle por 7 a 1.
         - Durante su magnífica actuación en canchas argentinas, que fue desde 1934 a 1946, Erico alcanzó su punto culminante en los años 1938 y 39. En aquellos años su producción goleadora fue algo torrentoso, imparable.
         Marcaba la cantidad de goles que prometía antes del inicio de los partidos. Cuantitativamente, sin proponerse llegar a ninguna marca, llegó a marcar una cantidad que superó a la producción de todos los artilleros del fútbol rioplatense. Y, en cuanto a la calidad de sus goles, éstos llegaron a agotar todos los adjetivos de los relatores. Cada domingo hacía estremecer el estadio con una inspiración volcánica, asombrosa y espectacular. Lo de Erico, más que goles eran obras de arte pensadas para el público; y así cada gol que el público gritó en las graderías, fue recordado por generaciones, como si se tratara de una obra de Da Vinci o de Miguel Ángel.


EL RETIRO DE ERICO DEL FÚTBOL

         Al término de la temporada de 1946, Erico marca su último gol con Independiente frente al arquero Barrionuevo de Huracán y se despide de su público con los brazos en alto, culminando así un ciclo maravilloso de su carrera como jugador.
         Al ver levantados aquellos brazos muchos lloraron. Pero él comprendió que era el momento de decir adiós a aquella gente que lo creía un semidiós. Hacía mucho tiempo que una de sus piernas estaba gravemente lesionada, desde 1936 que tenía los meniscos rotos, y era ya imposible seguir cabalgando sobre aquel potro herido, que seguía brincando, pero con cuánto dolor...
         Con aquel gesto, de levantar las manos hacia el cielo, no solamente quería dar gracias a un público que le demostró sus más cálidos afectos y la garantía de que no lo iban a olvidar; sino, también, a una institución engrandecida que supo valorarlo como deportista. Fueron doce años inolvidables, llenos de fama y de gloria.
         Un año después de su despedida, seducido por la nostalgia de pisar cancha los domingos, firma un contrato con Huracán. Allí apenas pudo jugar siete partidos oficiales y algunos amistosos. Si bien su producción goleadora estaba intacta, las viejas lesiones de su rodilla le impedían realizar todas sus acostumbradas magias, y decide retirarse definitivamente del fútbol profesional.
         Así, el contorsionista del área, el "aviador" fantástico, había cerrado su majestuosa trayectoria por canchas argentinas donde alcanzó la idolatría del público de los "diablos rojos" y de todos aquellos amantes de un fútbol único, alegre, espectacular y maravillosamente efectivo. Y desde aquella vez, el regocijo popular de los domingos empezó sus horas de añoranzas.


 SU PARTIDA A LA INMORTALIDAD

         El día sábado 23 de julio de 1977, poco antes de las once de la noche, en la sala del hospital Argerich de Buenos Aires, falleció de un paro cardíaco Arsenio Erico y emprendió su vuelo a la inmortalidad. Sus restos, a pedido de la Comisión Directiva presidida por el Sr. Julio Grondona, fueron velados en la sede del club Independiente de Avellaneda, institución a quien Erico le diera fama y gloria.
         Tras la desaparición física de Erico, llovieron los comentarios. Las revistas deportivas y los periódicos de la Argentina le dedicaron sentidos artículos. Todos coincidieron en que fue el más notable de su época, como hombre de bien y como jugador de fútbol. El Gráfico, la más representativa de las revistas, tituló: Murió el artista del fútbol: Arsenio Erico. Y, al último, diseñó su epitafio diciendo: "ARSENIO ERICO NOS PERTENECIÓ A TODOS QUIENES LO VIMOS JUGAR, PORQUE TODOS SIN EXCEPCIÓN FUIMOS HINCHAS DE ARSENIO ERICO".
         También en Paraguay, con la triste noticia, se renovaron los elogios. De ninguna de las afirmaciones se podía dudar, pues no había razón. Sin embargo, uno de ellos, el de don Pedro García, por su espontaneidad, y por el grato recuerdo que él mismo dejara entre la gente del mundo deportivo paraguayo, queremos volver a compartir con los lectores.
         - "No podemos decir que Arsenio Erico haya muerto. Simplemente ha completado una etapa de tránsito en esta vida para pasar a la inmortalidad".
         Todos conocen su brillante trayectoria como futbolista, que exaltaron los más excelsos críticos. No era sólo respeto, admiración y simpatía. Era veneración lo que generaba el accionar esplendente de este malabarista de oro que esparció por las canchas argentinas la gama sutil de sus recursos excepcionales, gestando portentosas hazañas, con sus arabescos increíbles, con sus goles extraordinarios.
         El inolvidable Sindulfo Martínez, una vez lo llamó "El semidiós de Avellaneda". El gran crítico argentino Carlos de la Púa titulaba un anuncio de jornada señalando: "Vamos a verlo jugar a Erico" y escribía después para el diario Crítica destacando su condición de mejor jugador del mundo, que como él no podía haber otro porque "cuando Erico nació se rompió el molde".
         Arsenio es todo un ejemplo, todo un ejemplo de grandeza. Si extraordinario e inigualable fue como futbolista, más aún lo ha sido como ser humano. Fue toda modestia, sencillez y humildad; cosas que sólo poseen los súper dotados, aquellos que han llegado a un grado de elevación espiritual, cercano ya a la Máxima Expresión que es Dios.
         Ha perdido la tierra a un hijo dilecto, el que fue entre tantos astros y estrellas que alumbraron el firmamento del balompié argentino en su época quizás más esplendorosa, un verdadero Sol por su fulgor y calidad inigualables. Ha ganado el Cielo a un nuevo gran morador, a un apóstol que ha trabajado y lo seguirá haciendo por las virtudes acrisoladas que lo enaltecieron en vida, en la que fue un ejemplo excepcional, digno de imitarse.
         Arsenio es ya un símbolo. Es el espejo en el que los deportistas tenemos que mirarnos. Su nombre figurará siempre en un rincón del corazón de cada uno de los paraguayos, de los habitantes de esta tierra y de este su Paraguay que él tanto quiso.
         Quizá Dios lo llamó a Arsenio porque necesita robustecer con su desaparición este ejemplo magnífico de bondad, comprensión y armonía, llevándolo precisamente en el día en que comienza esa otra gran conquista espiritual paraguaya para la humanidad: el día inicial de la Semana Mundial de la Amistad.
         Arsenio se ha ido. Pero es nada más que un hasta la vista, como parece indicar esa sonrisa que a escasas horas de su desencarnación, nos ofrecieron las telefotos que llegaron al país, un adiós a la vida terrenal con la sonrisa del que sabe cumplida su misión.
         Ojalá que cuando nosotros tengamos que dar también ese paso, con la sencillez y la modestia que a él lo caracterizó, podamos igualmente sonreírle a la muerte que se nos acerca para entrar a la mansión de Dios, como verdaderos hijos dilectos de Él.
         Arsenio, el de los goles extraordinarios, el de los records inigualados, el que arrancó espontáneamente los mayores aplausos y elogios, no ha muerto. Vive y seguirá viviendo siempre en el recuerdo, dejando en el curso infinito del tiempo la maravillosa trayectoria de su quehacer tan fructífero como brillante.
         Antes, mucho antes de que Pelé surgiera en el firmamento del fútbol mundial, Arsenio Erico había hecho suyos y acaparado todos los elogios y ditirambos posibles, que luego no hicieron sino repetirse por la maravilla de ébano -que con Arsenio son los dos más grandes Genios del fútbol-, siendo primero Erico.



SÍNTESIS

         Arsenio Pastor Erico Martínez nació el 30 de marzo de 1915 en Barrio Obrero, Asunción - Paraguay. Fueron sus padres don Guillermo Erico y doña Margarita Martínez. Tuvo tres hermanos: Armando, Adolfo y Darío.
         Realizó sus estudios en la Escuela General E. Díaz y en el Colegio Natalicio de María Talavera. En 1926, forma parte del equipo "Los Azules" del Salesianito. En 1930 a los 15 años de edad, debuta en el club Nacional de la primera división del fútbol paraguayo, como marcador de punta.
         En 1934 se alista al ejército para combatir en el conflicto bélico del Chaco. El Paraguay, libraba una cruenta guerra con la hermana república de Bolivia. Pero antes de entrar en acción, a pesar de que ya se encontraba en el frente, es convocado como jugador para integrar la Selección de la Cruz Roja Paraguaya. Con la que salió de gira por la Argentina y el Uruguay, a fin de recaudar fondos para dicha institución.
         Ese mismo año, debido a su brillante actuación durante las giras, es contratado por el club Independiente de Avellaneda. El 6 de mayo debuta en el profesionalismo argentino frente al Boca Juniors y en la siguiente fecha, el 13 de mayo, anota su primer gol ante el Chacarita Juniors.
         Entre las muchas marcas que dejara figuran sus seis goles marcados en el año 1935 contra el Quilmes. En 1937 marcó 47 goles, cantidad hasta hoy no superada por ningún jugador profesional en la Argentina, Se consagró goleador absoluto, consecutivamente, los años 1937, 38 y 39 con 47, 43 y 40 goles en 34 partidos. En su carrera, oficialmente, llegó a marcar más de 400 goles.
         En el año 1940, jugando contra Racing, recibió un puntapié tremendo en la rodilla izquierda que vino a agravar una vieja lesión y fue la que, al final, le obligó a abandonar la práctica del fútbol. En 1941, el médico de la AFA, Dr. Barbieri, dijo que era un crimen que siga jugando prácticamente con una sola pierna, y le intervino quirúrgicamente los meniscos de su rodilla izquierda.
         En la temporada de 1942 surgen algunos inconvenientes en Independiente y regresa a Asunción. Juega algunos partidos por Nacional, que ese año se consagra campeón de la Liga Paraguaya de Fútbol. Limadas las asperezas con el Independiente, regresa a Buenos Aires en el año 1943.
         En el año 1946 marca su último gol con la camiseta de Independiente jugando contra el Huracán.
         Tras retirarse del Independiente, el Club Huracán lo contrata con el que llega a jugar siete partidos oficiales y algunos amistosos en el año 1947, pero las viejas lesiones lo obligaron a abandonar definitivamente la práctica del fútbol profesional. Vuelve al Paraguay y allí, para despedirse de su público, viste la camiseta del principal equipo el Club Nacional, juega algunos encuentros oficiando al mismo tiempo de D.T. Su última relación con la práctica del fútbol fue en 1956, cuando fue nombrado D.T del club Sol de América de Asunción.
         Regresa a Buenos Aires, y en 1958 toma compromiso de matrimonio con quien fuera el amor de toda su vida, la señorita Aurelia "Perla" Blanco. El 18 de febrero de 1960 formalizan sus alianzas en el Registro Civil de Castelar, Provincia de Bs. As., y el 20 del mismo mes en la iglesia Nuestra Señora del Rosario de la misma localidad. La pareja fijó domicilio en la casa ubicada en la calle Aristóbulo Del Valle N° 493 de Castelar, Pcia. de Buenos Aires.
         Luego de diecisiete años de feliz matrimonio, el sábado 23 de julio de 1977, siendo a las 22:50 horas, tras la amputación de su lesionada pierna izquierda, muere de un paro cardíaco en el hospital Argerich de Buenos Aires. Sus restos descansan en el panteón de la familia Blanco de Morón.
         Se lo recuerda como un hombre lleno de nobleza, sencillo y alegre; como uno de los más grandes jugadores del Río de la Plata, merecidamente apodado como El Rey del Gol. Como un deportista correcto, dentro y fuera de la cancha, que nunca protestó ni se quejó de nada referente al juego.
         En resumen, Erico fue un Grande, que no le gustó nunca hablar de su pasado maravilloso como jugador excepcional e inigualable.

 


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